Hoy finalizamos la trilogía “Desconfianza en la vida” y vamos a hablar sobre cómo vivir confiando, es decir, dejando que la esencia lleve el mando de nuestras vidas mientras que el ego esté a nuestro servicio.
Para saber de qué va ésto, sería mejor que leyeras los dos posts anteriores si no lo has hecho. El primero habla sobre las cualidades de la esencia y del ego: “Desconfianza en la vida. Parte 1: Ego vs. Esencia”. El segundo post gira en torno a la puesta en práctica de las dos naturalezas y qué resultados se obtienen con cada una: “Desconfianza en la vida. Parte 2: Ego en acción vs. Esencia en acción”.
En el post anterior nos quedamos en la elección de vivir a través de los ojos de la esencia, justo formulando ésta pregunta:
5- Vale, quiero vivir llevando el mando la esencia. ¿El ego puede desaparecer?
Mientras estemos aquí, como humanos, el ego no desaparece. El ego es nuestro cuerpo físico-mental y emocional. Sin ésto no seríamos seres humanos. Por tanto, es nuestro vehículo aquí en este viaje… los pensamientos y creencias archivados en el ego, no desaparecen. Su naturaleza es así, recoger creencias y reproducirlas. Una y otra vez.
Si uno tiene instaurada la creencia de: “tengo miedo a las alturas” por lo que sea que le sucedió que le hizo creer eso de sí mismo, y se hizo ese miedo suyo, eso queda archivado, y se reproduce cuando está en una situación que le desafíe ese miedo, por ejemplo, cuando esté en un lugar con más altura de la habitual. Y la creencia no desaparece. Es algo que quedó archivado así. El ego no cambia, es como es. Y no se puede exterminar al ego, simplemente su ruido va disminuyendo a medida que lo aceptas.
¿Entonces he de vivir con eso de forma limitada, sin poder en este caso, subir una montaña?
Vamos a verlo a lo largo del post.
6- La clave: Ego como vehículo, esencia como conductor
En el post anterior ya quedó claro que la esencia es una presencia activa o pasiva, como la pantalla de un televisor, está aunque no funcione el aparato. La cuestión es que la esencia pase de estar de modo pasivo a modo activo, es decir, cuando uno es consciente de la esencia y empieza a darle poder de acción a la esencia en lugar de dárselo al ego. Eso es lo que se denomina “empoderarse”. Y no es cambiar nada de nosotros ni conseguir nada, no se trata de luchas, sino de reconocer lo que YA SE ES y quedó eclipsado por el ego.
Lo mismo sucede con el ego, puede ser activo o pasivo. Activo es que conduzca tu vida y las decisiones las tomes a través del filtro del ego (ya conocemos sus cualidades) y pasivo es cuando el ego se pone al servicio de la esencia.
El ego es la herramienta que facilita poner en práctica las acciones esenciales. Clic para tuitear
Hay que recordar que la esencia es lo sutil, lo invisible, esa energía vibrante y se materializa a través de lo físico, nuestro cuerpo físico, mental y emocional (ego).
La clave: Esencia activa + Ego pasivo ——> Forma de materializar nuestra luz esencial.
Pepito Guachipei: ¡Para un momento! Eso es muy difícil!!! Así leído parece fácil pero he intentado muchas veces vivir así, poniendo al ego en su sitio y siempre interfiere!! manda a menudo sin querer… casi de forma automática está ahí juzgando y no sé cómo hacer que pare de interferir!!
Yo: Pepito, enhorabuena por reconocer tener un ego que da la lata y por la honestidad de reconocer que tu ego te manipula. Y el querer hacer algo para que el ego pare de interferir, en realidad, es entrar a jugar con el ego al “no quiero que interfieras”. Mientras hay juego y jugador, hay ego.
Pepito Guachipei: Gracias. Es un coñazo este ego!! ¿Y entonces cómo se gestiona el ego?
Yo: Buena pregunta. Vamos a ampliar este tema en la siguiente pregunta.
7- ¿Cómo se consigue poner al ego en su sitio?
El mayor alimento del ego es poner la atención en él y seguir su juego. El ego es muy juguetón y le encanta tener el control.
Así que si el ego dice: “Tienes miedo a la soledad, estar sólo es lo peor, y cuando estés solo necesitarás a otro porque tu eres incompleto” lo fundamental es reconocer que sale ese pensamiento de tu cabeza y que es una creencia que tienes instaurada.
¿Qué quiere el ego? Llevar las riendas y dirigirte la vida.
¿Cuándo lo hace? Cuando crees que ese pensamiento eres tú. Que tú eres esa persona que no puede estar sola y necesitas a otros porque sino eres un ser incompleto.
En el momento en que esa creencia la haces tuya, es cuando le das espacio al ego y te identificas con su realidad.
Y así con mil creencias más que están instauradas en nosotros:
- Juzgar a otra persona porque no hace lo que esperamos que haga puesto que tenemos una creencia sobre lo que se supone que esa persona ha de hacer (le quitamos libertad y no respetamos las elecciones de otros, aunque no nos gusten).
- Tener envidia de otro por lo que sea que tiene y uno considera que él no tiene (no saber valorar lo que uno es al anhelar lo del otro y desacreditar a otro por ser como es).
- Manipular a otro para conseguir algo (no aceptación del momento o de la realidad de uno, si quiere conseguir algo utilizando a otro, no respeta su situación y ha de forzar para cambiarla sin importar qué o cómo, no valorarse y no respetar al otro).
- Creer que uno ha de hacer algo para ser reconocido por otro (falta de amor propio, necesidad de aprobación externa para que nutra su ego).
Estos sólo son algunos ejemplos de la forma en que las creencias instauradas en cada uno operan, curioso que se llame amor a este tipo de cosas… El tema es que cuando se da espacio a todas estas creencias y creemos que somos eso, estamos dejando que el ego dirija nuestra vida (ego activo). Y creamos una realidad en torno a las creencias del ego.
Pero el ego no es lo que somos en realidad, sino la esencia. Y la esencia ya sabemos que tiene otras cualidades, la esencia es libre. Y sabemos que siempre está ahí incluso cuando está eclipsada por el ego.
Así que no hemos de luchar por tener una esencia, no hemos de buscarla, no se trata de entrar en el bucle de “En la busca de la esencia perdida” sino de dejar que caiga lo que no somos y la esencia simplemente está ahí, como si fuese una habitación de una casa iluminada con grandes ventanales que lo único que hemos hecho ha sido llenar ese espacio de trastos y eso es lo que no permite que la habitación esté iluminada por luz natural.
Se trata de vaciar todo aquello que eclipsa la luz natural.
¿Y cómo se deja caer lo que no somos que oprime el brillo natural esencial?
1º Reconociendo que somos esencia (luz por herencia natural) y tenemos un ego (cuerpo físico-mental y emocional)
2º Siendo conscientes de las creencias instauradas en cada uno. Si no de todas, por lo menos de las que más nos limitan y perjudican.
3º Escuchando esas creencias, ni darle patadas por querer deshacernos de ellas ni tampoco escuchar una creencia y ser condescendiente con ella.
Ejemplo: Llega un mensajero a tu casa con un mensaje para ti (ese mensaje es una creencia/miedo de tu ego) si le niegas la palabra porque no quieres hacerte cargo de eso, está actuando de nuevo el ego, al querer arrinconar y dar una patada a esa creencia dispuesta a ser reconocida y escuchada.
Si abres la puerta, te da el mensaje y le dices que pase, que se siente y se acomode en tu sofá, una tacita de té… el ego dice: uyy qué bien!! ésta es la mía!! me están dando espacio y aquí me voy a instalar!! He ganado!! Porque estoy dando el mensaje pero aquí me quedo y de aquí no me echan! Le he dado pena!! y ahí el ego se hace fuerte con todo el victimismo y la culpa hacia uno mismo. Pobrecito quédate en el sofá, cómo te he tratado miedo… no te escuché y mira lo que he hecho.. ven aquí y acurrúcate… y así el ego se instala… y ahí se queda.
4º La clave es escuchar el mensaje, la creencia del ego dispuesta a ser escuchada, escuchar qué dice, qué es eso que te has creído y una vez has recibido ese mensaje es darle las gracias y adiós.
Ni arrinconarlo ni acomodarlo. Al escucharlo obtienes entendimiento de por qué has actuado de una forma y ese es el puente para la transformación.
5º Tras el entendimiento, el paso siguiente es la aceptación. Aceptar que para el ego, esa creencia es así, tal como es. El ego tiene su propia realidad tanto objetiva como subjetiva. Una creencia, un miedo, un juicio es como es para el ego. Y no se cambia. Simplemente es así. Y querer cambiarlo es entrar en su juego, y su juego consiste en jugar para existir e identificarte con él. Aceptar y punto. Eso es así y no cambia.
6º La aceptación es un paso muy potente porque dejas de querer cambiar tus creencias. Y es un gran paso de cara a la desidentificación del ego. Es dejarle claro al ego que lo abrazas tal y como es (al final es lo que quiere, ese reconocimiento de uno mismo y como no lo encuentra, lo busca afuera). Pero tras aceptar, el paso magistral es la rendición.
Aceptar es dejar que lo que es sea así, te guste o no te guste. Rendir es un paso mayor porque tras la aceptación, aún queda un pensamiento de «vale, he aceptado, ahora qué… qué es lo siguiente»… Rendir es abandonar toda lucha completamente. Es tener una aceptación profunda de que eso es así y es así por algo. La rendición viene de la absoluta confianza en lugar de la resignación que viene de una creencia (darte por vencido con una connotación negativa). Para la rendición todo es perfecto tal y como es o como ha sido. Es no tener intención de cambiar absolutamente nada. Es el fin de la lucha. La rendición es una MEGA ACEPTACIÓN. Trae el entendimiento profundo de que lo juzgado, lo malo, lo bueno, todo de uno, de la vida, de los demás, es perfecto tal y como es. Rendir es poner fin al juego del ego. La rendición viene de la conciencia, deja que el ego sea como es, sin querer interferir en él, la conciencia abraza todo y deja espacio de ser como es. Y al aceptar de forma tan potente al ego, hay unificación en uno mismo. Cuando eso sucede, lo de afuera es diferente. Dejas de estar en lucha contigo, dejas de estar en lucha con los demás a pesar de que haya cosas que no gusten (a tu ego).
La rendición es abandonar toda lucha con un mismo y por tanto, con los demás. Clic para tuitear
Rendir es unificar todas las partes de uno mismo. Y cuando se rinde, el ego va perdiendo fuerza porque ya no juegas a su juego y se cansa de insistir.
¿Qué pasa al rendir? Tras rendir, te das cuenta de algo muy valioso e importante:
- La libertad en uno es dejar que lo que es, sea así. Sin identificación, sin encadenarse a ello, sin reprimirlo, sin juzgarlo, sin azotarlo o querer que desaparezca. Sin querer cambiarlo o justificarlo.
- La libertad en uno es dejar que eso que es, se exprese, sin mirar hacia otro lado y a la vez, sin creer que soy eso.
- La libertad en uno no está fuera de uno. La libertad en uno es ser uno consigo, dejando que todos los fragmentos de uno sean como son.
- La libertad en uno es amar todas las partes que forman parte del humano que cada uno es ahora.
- La libertad en uno es amar toda su totalidad.
Para ser uno con “el todo”, primero se empieza con uno mismo. Si uno no tiene percepción interior de ser uno consigo, imposible percibirlo afuera.
Cuando se habla de la unidad, es algo que empieza por uno. Nadie puede sentir que es uno con otro si no es uno consigo mismo. Imposible. En todo caso es una creencia, soy uno contigo! Y la creencia es ego.
Y ser uno con uno mismo es abrazar todo de ti incluyendo al ego. Como fragmento tuyo que es. Sin ser eso. Ahí es cuando opera la esencia de forma activa y el ego se convierte en pasivo.
No se elimina el ego de esta forma, está ahí, seguirá dando el coñazo pero con menos intensidad o simplemente uno ya no se creerá lo que dice el ego.
Y la esencia, por sus cualidades es libre, no divide, abraza todo, es la energía que en realidad ama incondicionalmente.
Como en la creación todo funciona de dentro hacia afuera, en el momento en que uno se unifica, lo de afuera es igual, pero con otra mirada.
No se trata de cambiar nada ni de dentro ni de afuera sino de obrar desde lo que uno YA ES.
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Gracias por la lectura 🙂